martes, 21 de febrero de 2012

Albina


Y debe ser el momento en que estés pensando en la pésima calidad de la foto, por desgracia sólo tenía al móvil a la mano. Sin embargo, allí la tienen: la pequeña Albina.

Nunca he tenido un apego especial por los animales. No es que me desagraden, sólo no me gusta estar tocándolos. Lo cierto es que siempre he tenido reticencia hacia los gatos. Mi más sincera opinión es que son de los animales más traidores. Son ideas mías, mejor dicho: son complejos míos.

Esto se debe a mis malas experiencias con los felinos. Recuerdo mi infancia y lo que rápidamente se me viene a la mente es la gata que tenía mi  abuela. La recuerdo porque en más de una ocasión me plantó las garras. Mis primos querido, creyendo que era gracioso me la tiraban encima y el animal me arañaba buscando alguna superficie de la cual asirse. Hasta ahora tengo una cicatriz (la exagerada).

En fin, esas experiencias quedaron en mi infancia y desde entonces he procurado mantenerme alejada de los gatos. Hasta hoy. Hoy conocí a Albina. La pequeña y blanca Albina.

Resulta que una amiga me pidió acompañarla a recoger a un gatito para dárselo a otra. Ella lamenta no poder quedarse con el animal pero no cuenta con un espacio adecuado para un gatito. Fui con ella y lo primero que me sorprendió fue que cogí a la hermana de Albina sin el menor temor. Así empecé a tenerles confianza a los pequeños gatitos que jugaban de lo más divertidos. No sabían que estábamos allí para despojarlos de una hermana (mi drama acostumbrado). Al final, mi amiga se decidió por Albina y empezamos la travesía hasta su hogar. Fue difícil, Albina insistía en escapar. Y mientras esperábamos a la futura madre adoptiva yo iba encariñándome con la gatita. Medio en broma la empecé a llamar 'Albina'. A mi amiga le pareció un chiste pero a la madre adoptiva le gustó y así se llamará: Albina.

Debo confesar que me siento emocionada al saber que a la única gatita a la que he cogido más de una vez y por propia voluntad lleva un nombre que yo elegí. No obstante, mi experiencia con Albina no cambia mi opinión sobre los gatos. Es más, no ha hecho más que reafirmarla.

Me explico, cuando la dueña de Albina fue a cogerla por primera vez, ésta se agazapó mismo leopardo y le lanzó tremendo arañazo___jajaja___ Le agradezco a Albina no haberme atacado. Creo que le simpaticé (más presumida).

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