martes, 13 de octubre de 2009

Mil respuestas para mí

Hace unos días revisé entradas anteriores y me di cuenta que en varias oportunidades no me veía reflejada en ellas. Esta situación me hizo pensar en muchas cosas. La principal, ¿quién soy? ¿A quién espero reconocer en mis entradas?

Y reflexionando un poco, llegué a la conclusión de que a lo mejor no me veo reflejada en las mismas porque en realidad no me conozco y como ni modo que le pida a otra persona que me presente conmigo misma, debo empezar a buscar y a encontrar de una vez la respuesta a esas preguntas (y a muchas otras) (es una oración muy larga, me flagelaré por no saber escribir). Y como se darán cuenta cambiaré de tema porque en realidad no sé cómo afrontar este ni muchos otros temas, porque en realidad no sé enfrentarme a mí misma.


Acompañada a esta profunda reflexión sobre mi “esencia”.

Haciendo un (), ¿alguien me puede decir la diferencia entre esencia y personalidad? Para mí es lo mismo, pero los estudiosos insisten en darme la contra.

Como sea, siguiendo con las reflexiones (mis reflexiones), me hice otra pregunta, ¿por qué escribo? (Constantemente me hago cada pregunta). Escribo porque en el fondo guardo la esperanza de que alguien lea lo que escribo, se ría de mí, se identifique con mis problemas existenciales, o se dé cuenta que muchos podemos estar más perdidos que ellos. Escribo porque espero que alguien, en algún lugar, sepa quién soy, porque como todos, a veces tengo miedo de que mi vida pase sin más, como una simple nada, una gran nada y trato, de alguna forma, de dejar huella; a lo mejor es estúpido, a lo mejor yo soy estúpida, qué más da. O, tal vez ahora escribo porque como no quiero estudiar para mis exámenes (estoy en parciales) y no quiero sentirme mal por hacer nada y tengo mi blog abandonado, y trato de solucionar por lo menos uno de estos problemas. O tal vez, hago esto porque recientemente leí un libro de Betto Ortíz que lleva como introducción un texto en el que trata de explicar sus razones para escribir. También existe la posibilidad, de que escriba porque trato de huir algunas cosas, situaciones que no quiero afrontar, porque como dice mi prima, últimamente no hago otra cosa que auto deprimirme al escuchar canciones que según ella son deprimentes pero que yo considero bellas.

No sé, en realidad no sé miles de cosas. No sé quién soy, o a lo mejor sí sé las respuestas a todas las preguntas que me formulé, pero como no me gustan hago como si no supiera, porque siento la necesidad de no saberlas.

Deseo hacer esta entrada especialmente larga (puede que a las finales quede corta; ha sido, es y será puro automatismo (me creo surrealista)), puede que no le encuentren sentido, que la odien o que crean que es estúpida; pero qué importa, a veces necesito del sinsentido, necesito verlo en otras cosas para tapar el sinsentido de mi vida. Necesito de tantas cosas, pero al mismo tiempo las rechazo cuando las tengo cerca porque también necesito seguir sintiendo esa necesidad, que de una forma absurda llena el vacío de mi existir.

Acabo de mencionar “el vacío”. Qué puede ser ese vacío, vacío de qué, qué me falta en realidad. Otra vez, no sé la respuesta o como ya lo dije antes, a lo mejor sí la sé pero prefiero ignorarla. Al afirmar que mi vida está vacía (¿en realidad o lo hice o se sobrentiende?), cuál es la razón por la que debo seguir viviendo. Ahora vienen a mí las veces (las miles de veces) en las que me cuestiono este porqué (seguramente lo seguiré haciendo). Alguien me dijo que tengo una mentalidad muy suicida, pero no pasa de eso, un pensamiento; nunca terminaría con mi vida y no porque crea que los suicidas son unos cobardes, en realidad no lo haría porque siempre he creído que para suicidarse uno necesita de valor y pues, yo no lo tengo.

Creo que ahora escribo solo porque quiero escribir. Solo porque no quiero detenerme a pensar en muchas cosas o porque precisamente pienso en muchas cosas y las escribo porque no quiero que sean solo eso: un pensamiento.

La verdad es que soy muy complicada o tan simple que prefiero pensar que soy complicada. Prefiero pensar en muchas cosas en vez de otras. Prefiero encerrarme en cosas que no me llevan a ningún lado, pero que me ayudan a olvidar eso que me lastima, que me destruye, eso que aún no soy capaz de reconocer o de aceptar. Y no lo hago, porque soy una cobarde. Entonces, la conclusión de esta entrada sería que soy una cobarde. La verdad es que no tengo problemas en aceptar eso, porque en realidad no me asusta serlo, por lo tanto, esa no sería la conclusión. Así que, la conclusión es que no existe conclusión, que he escrito un montón de cosas que no tienen sentido o que sí lo tienen porque todo tiene un orden o porque todo en esta vida es absurdo. ¿Quién sabe? Pues solo sé que esta vez yo no sé.