domingo, 11 de marzo de 2012

REALIDADES FACEBOOKERAS


En estos días, encontrar a alguien que no tenga facebook se ha vuelto casi un deporte de máximo riesgo. El twitter, querámoslo o no aceptar es menos común, hay gente que aún no se haya con esta red. El linkedin menos popular aún. No es que las otras redes no sean conocidas es sólo que facebook tiene un protagónico a veces bastante odioso. Y, aunque nos duela admitirlo, en algún punto de cualquier conversación siempre hacemos referencia a facebook.
Ya sea navegando de vez en cuando por tu página de inicio o stalkeando a la gente (no es que yo lo haga jajaja, ya bueno, sí lo he hecho) o viendo el vídeo de werevertumorro empiezas a detectar ciertas situaciones. He aquí algunas de esas:

LOS ETERNOS ENAMORADOS
“Mi amor, te amo mucho y nada nunca podrá separarnos. ¿Ok bebé?” o “Te extraño princesa, cuento las horas para verte”. ¡Por Dios! A mí qué carajos me importa su declaración de amor. Muy aparte de restregarnos en la cara su felicidad, digo ¿no es mejor decírselo de frente o en todo caso mandar un mensaje directo o al “inbox”?
Está bien, también existe una solución a mis manos, dejar de seguir a esa persona. También se la puede eliminar pero a veces se trata de amigos y no es que no los estimes es sólo que te llegan esos estados.

LAS RELACIONES INESTABLES
Una realidad son los famosos estados sentimentales, se han vuelto casi una ley. Si ya lo eliminaron de facebook es porque terminaron o porque se están dando un tiempo. Si publicaron “soltero” significa que una reconciliación es casi imposible pero se puede dar.
Lo contrario sucede cuando alguno no quiere publicar la relación o bueno, acepta poner “en una relación” pero no etiqueta a su pareja. Las razones son múltiples, pueden ir desde infidelidad hasta un sentido de protección de la privacidad que algunos no entienden.
Algo interesante es que puede haber gente con la que no hablas desde que saliste del colegio pero basta con que pases de “una relación” a “soltero” o viceversa para que empiecen a llenar tu muro y, los más cautelosos, tu bandeja.

Aceptémoslo, facebook se ha convertido en parte de nuestras vidas. Es casi imposible pasar más de 72 horas sin revisarlo.

Esta es sólo la primera parte. La dejo porque debo ir a cumplir con mis responsabilidades laborales. (Ya hablaremos de esa manía de creernos famosos y publicar todo lo que hacemos).

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