martes, 5 de noviembre de 2013

De charlatanes y charlatanerías

Ese día en que alguien nos sorprende, hoy fue uno de esos.
Estaba caminando tras mi madre, resignada a perder una tarde de mis vacaciones cuando de pronto escucho a alguien saludar. No le presté mucha importancia hasta que me tocó a mí. Era un señor ya entrado en sus años, sentado en la esquina de uno de esos puestos del mercado central de Trujillo, que saludaba a cuanta persona pasaba frente a él. Hay que admitirlo, hoy en día es muy extraño escuchar a alguien saludar a quien no conoce y hasta allí no pasaba de ser una curiosidad de esa larga tarde.
Mi madre se entretuvo viendo no sé qué. Yo la acompaño para evitar sermones y críticas pero ella igual se queja. Las madres, jamás se conforman con lo que uno les puede dar.

En fin, al punto. Esta es la historia de un hombre de más de 79 años. Quien para algunos es un hombre con muchas cosas que decir y para otros tan solo se trata de un viejo charlatan.

DATOS: Eduardo Vásquez. 
Para 1940 ya tenía 8 años
Casado el 26 de setiembre de 1952
Y así, un pobre incauto se sentó a su lado y Eduardo empezó a contarle su vida entera. De todas las oportunidades que tuvo de ser millonario, de las mujeres que tuvo, de los hijos que abandonó, del dinero que ganó, de los viajes que hizo. En fin, de todo. No sé hasta dónde sean verdad esos hechos pero Eduardo sonaba muy convincente. De todas maneras, medio escucharlo me hizo más llevadera esa eterna tarde de tiempo 'madre e hija'.
Más tarde le comenté a mi madre algunos de los logros de Eduardo y ella me miró de esa manera en la que siempre me mira, como diciendo: "¿Por qué no habrá salido más normalita? Al menos si estudiara derecho yo estaría más tranquila pero con esa carrera que escogió... Bueno, allí la muchachita esta de nuevo... ¡qué haré con ella!" Sí, yo sé lo que piensa mi madre así que mejor dejé el tema y seguí caminando a su lado mientras ella se entretenía en quién sabe qué.

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