Jueves 09 de noviembre de 2006
Parece un día como cualquier otro, el reloj marca las 19 horas, en punto. Suena el teléfono, ojalá hubieran sido buenas noticias.
Ya han pasado cinco años, ojalá y no pase ni uno más. Es absurdo el "ojalá", inevitablemente pasarán algunos más y luego muchos otros. Y después, tal vez te vuelva a ver.
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